Para capacitar a los trabajadores en el siglo XXI. Entre los hechos, la ficción y las ilusiones tejidas por la memoria
Subject(s): In: Reformas y Políticas Educativas 2 (ene-abr. 2017), 105-146Summary: Para cosechar logros en el campo tecnológico hace falta que se desarrollen habilidades complejas para el trabajo, junto con la creatividad, la comunicación y el pensamiento crítico. Si se pretende competir de manera efectiva en una economía globalizada, los gobiernos deben proporcionar a sus ciudadanos una educación y una capacitación relevantes. En un afán de contribuir a cerrar la brecha entre los países desarrollados y los países en desarrollo, las agencias internacionales con capacidad decisoria suelen aconsejar a los gobiernos de estos últimos que dejen de hacer hincapié en los conocimientos básicos, y que en lugar de ello, se concentren en elevar el funcionamiento cognitivo complejo y en llevar a cabo mejoramientos sistémicos. No obstante, la recomendación de los donantes puede explicarse por sesgos cognitivos de personas muy instruidas. Esas estrategias de capacitación no le servirían a la mayoría de los estudiantes, ya que las habilidades complejas no se construyen sino a base de la combinación y la automatización de cadenas más cortas de pensamientos o comportamientos. Para que el proceso de capacitación sea efectivo, hace falta desarrollar sostenidamente mucha práctica y trabajar durante cierto tiempo con la redistribución de los subcomponentes en cuestión. La ejecución de diversas tareas debe ser de forma automatizada y sin esfuerzo de por medio, para evitar así explotar más de la cuenta la capacidad de por sí bastante limitada de lo que se denomina la, memoria operativa, o de trabajo. Las habilidades más codiciadas en el mercado son las que conllevan un desempeño caracterizado por la agilidad y la soltura, sin las trabas de una carga cognitiva a todas luces excesiva. Si se aspira a conseguir que todas las personas adquieran competencias complejas, incluyendo las no cognitivas, los currículos deberían garantizar en primer término una instrucción detallada y la ejercitación de componentes básicos respectivos, los cuales, una vez asimilados hasta formar una unidad compacta, podrán ser aplicados luego a nuevas tareas. Los asesores en materia de políticas no parecen estar al tanto de estos hallazgos científicos, así que los siguen pasando por alto. Este artículo examina las funciones neurocognitivas esenciales que están involucradas en la adquisición y la ejecución de cadenas de habilidades. La autora concluye que para mejorar las habilidades de las poblaciones en una situación económica desfavorecida, los gobiernos y demás donantes deben adquirir pericia y ofrecer recomendaciones con base en la ciencia cognitiva.Item type | Current library | Collection | Call number | Materials specified | Status | Date due | Barcode |
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Analítica | Biblioteca Legislativa | Hemeroteca | Available | 505499 |
Para cosechar logros en el campo tecnológico hace falta que se desarrollen habilidades complejas para el trabajo, junto con la creatividad, la comunicación y el pensamiento crítico. Si se pretende competir de manera efectiva en una economía globalizada, los gobiernos deben proporcionar a sus ciudadanos una educación y una capacitación relevantes. En un afán de contribuir a cerrar la brecha entre los países desarrollados y los países en desarrollo, las agencias internacionales con capacidad decisoria suelen aconsejar a los gobiernos de estos últimos que dejen de hacer hincapié en los conocimientos básicos, y que en lugar de ello, se concentren en elevar el funcionamiento cognitivo complejo y en llevar a cabo mejoramientos sistémicos. No obstante, la recomendación de los donantes puede explicarse por sesgos cognitivos de personas muy instruidas. Esas estrategias de capacitación no le servirían a la mayoría de los estudiantes, ya que las habilidades complejas no se construyen sino a base de la combinación y la automatización de cadenas más cortas de pensamientos o comportamientos. Para que el proceso de capacitación sea efectivo, hace falta desarrollar sostenidamente mucha práctica y trabajar durante cierto tiempo con la redistribución de los subcomponentes en cuestión. La ejecución de diversas tareas debe ser de forma automatizada y sin esfuerzo de por medio, para evitar así explotar más de la cuenta la capacidad de por sí bastante limitada de lo que se denomina la, memoria operativa, o de trabajo. Las habilidades más codiciadas en el mercado son las que conllevan un desempeño caracterizado por la agilidad y la soltura, sin las trabas de una carga cognitiva a todas luces excesiva. Si se aspira a conseguir que todas las personas adquieran competencias complejas, incluyendo las no cognitivas, los currículos deberían garantizar en primer término una instrucción detallada y la ejercitación de componentes básicos respectivos, los cuales, una vez asimilados hasta formar una unidad compacta, podrán ser aplicados luego a nuevas tareas. Los asesores en materia de políticas no parecen estar al tanto de estos hallazgos científicos, así que los siguen pasando por alto. Este artículo examina las funciones neurocognitivas esenciales que están involucradas en la adquisición y la ejecución de cadenas de habilidades. La autora concluye que para mejorar las habilidades de las poblaciones en una situación económica desfavorecida, los gobiernos y demás donantes deben adquirir pericia y ofrecer recomendaciones con base en la ciencia cognitiva.
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