Pero Matamoros no se rinde…
Carrasco Araizaga, Jorge
Pero Matamoros no se rinde…
Matamoros es un preciado botín de la delincuencia organizada. Los millonarios recursos generados por las maquiladoras, el paso del petróleo y el gas, y el intenso intercambio comercial con Texas son tan atractivos como el tráfico de drogas y de migrantes y la piratería. Nada de eso es demasiado y los grupos criminales se han dedicado en años recientes a generar una economía paralela a costa de los ingresos de la población y los recursos de esa ciudad tamaulipeca. Cuando llegue, el diagnóstico era de terror, dice la presidenta municipal de Matamoros, Leticia Salazar Vázquez, una abogada con doctorado en derecho fiscal que a sus treinta y siete años de edad es desde hace nueve meses la primera mujer alcalde de la ciudad.
Pero Matamoros no se rinde…
Matamoros es un preciado botín de la delincuencia organizada. Los millonarios recursos generados por las maquiladoras, el paso del petróleo y el gas, y el intenso intercambio comercial con Texas son tan atractivos como el tráfico de drogas y de migrantes y la piratería. Nada de eso es demasiado y los grupos criminales se han dedicado en años recientes a generar una economía paralela a costa de los ingresos de la población y los recursos de esa ciudad tamaulipeca. Cuando llegue, el diagnóstico era de terror, dice la presidenta municipal de Matamoros, Leticia Salazar Vázquez, una abogada con doctorado en derecho fiscal que a sus treinta y siete años de edad es desde hace nueve meses la primera mujer alcalde de la ciudad.