000 | 01768 a2200133 4500 | ||
---|---|---|---|
035 | _a314008 | ||
005 | 20221118044529.0 | ||
998 |
_aHEM4 _b20171130 _e314008 _zjanium |
||
008 | 171130e mx |||p r 0 b|spaod | ||
100 | 0 | _aCivallero, Edgardo | |
245 | 1 | 0 | _aEslabón 4: Bibliotecas del pasado, problemas del presente |
520 | _aLa historia del libro se inicia con la aparición de los más tempranos registros escritos conocidos: las tablillas de arcilla producidas a partir del 3200 a.C. en la antigua Mesopotamia, el territorio encerrado entre los ríos Tigris y Éufrates, en el Cercano Oriente. Consideramos que esos registros son libros porque se ajustan a la definición que de ellos propusiera el cubano Jorge Aguayo: cualquier porción de pensamiento humano, por pequeña que sea, plasmada sobre un soporte material, descifrable por otra persona, quién, a través de su uso, puede recuperar y adquirir el conocimiento codificado. Los arqueólogos han hallado cientos de tablillas cubiertas de signos cuneiformes, los libros mesopotámicos, acumuladas en espacios a los que, de forma genérica, se ha venido llamando, bibliotecas, siendo las de las ciudades,estado de Nippur, Ebla y Nínive las más célebres. Sin embargo, cuando se habla de tales almacenes de documentos en el contexto de la antigua Mesopotamia conviene distinguir entre, bibliotecas, y, archivos: en las primeras, minoritarias, se guardaban algunos textos literarios y religiosos y unos pocos manuales, mientras que en los últimos se ordenaba el grueso de la producción mesopotámica escrita: documentos legales, mercantiles y comerciales. | ||
773 | 1 |
_tFuentes, Revista de la Biblioteca y Archivo Histórico de la Asamblea Legislativa Plurinacional _g10, 47 (dic. 2016), 96-97 |
|
999 |
_c288147 _d288147 |