000 02034 a2200133 4500
035 _a304447
005 20221117213426.0
998 _aHEM4
_b20161216
_e304447
_zjanium
008 161216e mx |||p r 0 b|spaod
100 1 _aDicenta, José Luis
245 1 3 _aLa articulación del espacio Iberoamericano
520 _aPermítanme que mis primeras palabras sean de agradecimiento a los organizadores de este ciclo de encuentros, especialmente a los amigos Tomás Mallo y Ernesto Barnach-Calbó. Se habla y escribe sobre América Latina y sobre el proceso iberoamericano mucho menos de lo que se debería y a eso debemos en buena parte, sin duda alguna. El escaso conocimiento recíproco que se tiene aquí de la historia, la cultura y la realidad de aquel continente. Un desconocimiento que actúa además en un doble sentido, horizontal y vertical. Horizontalmente, entre Latinoamérica y España-Portugal, aunque sigo creyendo que los países del otro lado del Océano nos conocen mejor a nosotros que viceversa. Y verticalmente, porque tampoco los pueblos latinoamericanos se conocen suficientemente entre ellos mismos. Y esto es tanto más sorprendente e injustificable cuanto que compartimos, de alguna forma, una identidad. La identidad Latinoamericana es un hecho evidente, aunque no del todo estructurado, sino avanzando en ese proceso. Por otra parte, dentro de Latinoamérica hay una segunda dimensión identitaria, la indígena, cuyo tratamiento sigue siendo una asignatura pendiente. Hay más de cien millones de afrodescendientes en Latinoamérica y casi treinta millones de indígenas en condiciones de cierta exclusión, pese a los importantes avances que se han producido en los tiempos más recientes en algunos países. Pero no es menos cierto que existe también una identidad iberoamericana, cuyo reforzamiento y consolidación son precisamente los objetivos básicos del proceso de las Cumbres, como veremos luego.
773 1 _tArchiéLago. Revista cultural de nuestra América
_g23, 92 (abr-jun. 2016), 4-6
999 _c278727
_d278727