000 01930 a2200133 4500
035 _a(janium)248139
005 20221116012653.0
998 _aHEME4
_b20110602
_zjanium
008 110602e mx |||p r 0 b|spaod
100 1 _aCanales, Claudía
245 1 0 _aTodas estas piedras
520 _aDe Juan Rulfo me gustan las piedras. Las albarradas, el muro acribillado, los nichos de cantera donde se guarece la sombra. Sí, las piedras. Todas ellas. Las que una mano juntó alguna vez con argamasa, las que asoman desde siglos desolados en las cornisas rotas, o aquellas otras que la historia amontonó en una pila inútil donde se perdieron para siempre sus formas singulares. Sí, lo que más me gusta son estas piedras: piedras unidas por otras piedras, lajas sostenidas por otras lajas, losas hermanadas con otras losas, pero también piedrecillas solitarias, invisibles casi, vagabundas dejadas de la mano de dios… Al igual que muchos otros caminantes, Rulfo descansó a la sombra de las piedras, pero ¡cuánto supo mirarlas, cómo acercó a ellas su propia piel y prestó oído a sus palabras, Cómo se adentró en la porosidad del tezontle y acarició los relieves virreinales y palpó la lisura de los encalados escurridos de agua y repasó con la yema de los dedos el trazo de los grafitis y tocó con suavidad las aristas desfiguradas por vándalos y balas. Su mirada es la de quien ha conocido esas piedras desde la intimidad del tacto. Por eso parece estar a solas con ellas, a solas con los muros conventuales, a solas con los túmulos del cementerio, a solas con la barda atrial en la que su mano,ojo, su vista,tacto, alcanzó todavía los últimos jirones de papel de un aviso inoportuno. No obstante, por el resquicio de algún tecorral imagino a un niño que espía a Rulfo mientras éste atisba por el lente de su cámara.
773 1 _tEste País. Tendencias y opiniones
_g241 (May. 2011), 24-25, cultura
999 _c238852
_d238852