000 01721 a2200133 4500
035 _a(janium)201237
005 20221115175050.0
998 _aHEME4
_b20080905
_zjanium
008 080905e mx |||p r 0 b|spaod
100 1 _aRivadeneyra, Lucia
245 1 0 _a¿Una cana al aire?
520 _a¿Y usted, cuántos años tiene? Si responde de inmediato y sin temor, felicidades. Si duda, pregúntese por qué. Si no contesta o finge demencia, reciba mi más sentido pésame. Y esto es parejo, para hombres y mujeres. El miedo a confesar la edad, a la edad que sea, a más de alguno o alguna le ha causado problemas reales e imaginarios. La edad, el paso del tiempo sobre el cuerpo, nos conduce irremediablemente a la vejez. Simone de Beauvoir afirmó que la vejez es un destino y, sin embargo, siempre nos resulta sorprendente... Las actitudes ante la edad son de lo más disímbolas, pero ninguna deja de tener cierto dejo de angustia. Cuando se cumplen años, sueltos, parece como que no son muchos, pero cuando se cubre un lustro o una década, a veces llegan las reflexiones o las crisis. Por supuesto mientras la década sea mayor el asunto es peor... Pero como para todo hay contrarios, otras corrientes afirman que al llegar a los cuarenta años se toma, el segundo aire que se empieza una de las mejores etapas de la vida, que se inicia el abandono de la etapa reproductiva para fortalecer la productiva, que es el gran momento de reflexión, que los cuarenta son casi la flor de la vida, que a los cuarenta todavía se puede emprender lo que se desea, y cómo no si Tolstoi aprendió a andar en bicicleta a los sesenta y siete años.
773 1 _tFem. Publicación feminista mensual
_g175 (Oct. 1997), 66-67
999 _c199979
_d199979