Ochoa, Raúl

Una infamia que huele a corrupción

En los últimos juegos de la Selección Mexicana triunfó la indignidad. Lo peor no fue el pésimo futbol, el director técnico incapaz o los jugadores ineficientes, sino el modo en que se consiguieron los triunfos ante Costa Rica y Panamá: regalos arbitrales que pasarán a la historia de la infamia o tal vez a los anales de la corrupción futbolística. Así, se multiplican las voces que exigen investigar si hubo mala fe en esas aberraciones, y aumentan el escrutinio y las críticas sobre la FIFA, la Concacaf y la Femexfut, que han hecho de la opacidad y la transa el reglamento oficioso del balompié.