El regreso del PRI a la presidencia de la República en 2012 puede explicarse por las condiciones de la democracia o el desempeño de los otros partidos competidores, pero el propio comportamiento del viejo partido tiene un papel relevante. El artículo explora la sobrevivencia del PRI durante los años de alternancia, su presencia nacional y su actividad en la política estatal. Se muestra el predominio del partido, la formación de nuevas generaciones de militantes, el surgimiento de un nuevo liderazgo interno y su capacidad de adaptación a las nuevas condiciones de competencia electoral. La parte final reconstruye el perfil de la nueva élite gobernante, caracterizada por su origen en la política local.