Acuña, Carlos
Klezmerson Ambiciosos Ángeles y Demonios
Benjamin Schwartz es supersticioso. Lo dice con cierto pudor pero divertido, sin dudarlo un instante. El líder de la banda Klezmerson, compositor, multiinstrumentista, hijo de una socióloga costarricense amante de la salsa y de un ingeniero mexicano devoto del mambo, cree que hay cosas que sólo la suerte explica. Cosas como estar sentado en el restaurante de un hotel de la Condesa, un treinta de noviembre de 2013, frente a un hombre llamado John Zorn. John Zorn. Decir que ese nombre pertenece a una leyenda viva de la música contemporánea es poca cosa. Creador de innumerables proyectos, saxofonista prodigioso, incansable productor; más allá de toda crítica, es el epicentro de un terremoto que sacudió la historia de la música. Hay que imaginar entonces a Benjamín Schwartz aquella mañana, tímido y ligeramente inseguro, frente a una taza de café y un par de huevos estrellados, una de sus cábalas, escuchando a John Zorn en persona pedirle que su banda, Klezmerson, grabara la edición veinticuatro de Book of Angels, una de las series musicales más entusiasmantes del neoyorquino. Lo que yo hago no es sino traducir lo que pueda provocar el choque de dos tradiciones muy fuertes, la mexicana y la judía, en una persona del mundo moderno.