Redacción

Naturaleza posible: seis testimonios

El trato violento que como grupo humano nos damos y al mismo tiempo padecemos en México tiene un justo y triste correlato en nuestra relación con la naturaleza. La urbanización del país nos impide ver el grado de deterioro que ha sufrido el medio ambiente: es un paño de concreto que nos salva del dolor de ver la deforestación, la extinción de especies naturales que tienen su único hábitat en nuestro territorio, la contaminación de ríos, lagos y acuíferos, el vandalismo del más antiguo y más auténtico lienzo y del torso más complejo, el de la Madre Tierra, fuente y modelo de nuestro pensamiento y nuestra sensibilidad como seres humanos. No atestiguamos esa otra descomposición, pero está ocurriendo. Y como en todo, hay personas valientes que enfrentan ese dolor con la esperanza, y también con oscuros días de desánimo, de salvar lo, mucho, que aún queda. Mucho entre comillas porque la proporción de bosques, selvas y especies que se han perdido para siempre es enorme, pero también porque, dentro de los remanentes, la diversidad y la riqueza natural son todavía notables. Debidas al entusiasmo y la iniciativa de Patricio Robles Gil, quien convocó a los distintos autores, las páginas que siguen son al mismo tiempo una denuncia de esa depredación y un canto trágico y lírico por partes iguales a esa belleza. Lo son por doble vía: la de los textos, comprometidos, informados, sabios, y la de las imágenes, una galería de altos vuelos fotográficos que pone el dedo en la llaga, que nos traslada a lugares afortunadamente remotos y escondidos, que nos hermana con los seres que, ellos sí congraciados misteriosamente con su entorno, retrata.