Valle, Ana

Entre lo pendiente y lo urgente

México descendió cinco lugares en competitividad de infraestructura en 2017; en este sexenio registró la disminución más severa del gasto público, y su mayor reto es saber planear obras. El gobierno de Enrique Peña Nieto anunció en 2013 un ambicioso Plan Nacional de Infraestructura por siete punto siete billones de pesos entre inversión pública y privada. Sin embargo, la inversión pública vino a pique. En 2011, lo destinado a infraestructura representó cuatro punto seis por ciento del PIB, mientras que en 2017 fue de dos punto cinco por ciento, su menor nivel desde que se tienen registros. De acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, Cepal, los países en la región deberían invertir entre cinco y ocho por ciento para satisfacer las necesidades de infraestructura. La crisis del sector petrolero en el país ha sido la causa de la baja en la inversión pública y privada, pues Pemex registró una reducción en su producción que se sumó a la drástica caída de los precios del petróleo y, por ende, de los recursos presupuestales.