Faesler Carlisle, Julio

India y su proceloso pero prometedor entorno

India, la democracia más populosa del mundo, juega un importante papel en el complejo equilibrio geopolítico actual. Sus relaciones con América Latina forman parte de la dinámica globalizadora de la que ningún país puede permanecer ajeno. México e India se conocen desde 1567, cuando se inició el tráfico de los majestuosos galeones novohispanos que cargaban en Manila las maravillosas muestras de arte chino y mogol, textiles y especias de toda la región para fundir en Acapulco las culturas de Occidente y Oriente. La afamada Nao de China cubría el trayecto de catorce mil kilómetros a Acapulco enlazando tres continentes: el americano, el europeo y el asiático. En Manila se daban cita los mercaderes chinos y árabes en sus juncos, dohas y sampanes para luego despachar sus valiosas cargas a la azarosa travesía del Pacífico para llegar a Nueva España. Aquel intercambio de sedas, brocados, porcelanas, perlas, marfiles y joyería de Goa, Kerala o Pondicherry no se ha interrumpido. Hoy día se transforma en ropa y accesorios, muebles y decoraciones o aromas y sabores aumentados con automóviles, productos farmacéuticos, equipos y componentes, sustancias industriales, y hasta los más recientes desarrollos de la electrónica y de la tecnología de la información.