Ríos, Xulio

China: ¿otra globalización?

Tras el arribo de su nuevo inquilino, Donald Trump, una desconcertante inclinación por el proteccionismo se fue apoderando de la Casa Blanca. Al mismo tiempo, en Zhonanghai, la sede referencial del poder chino, se alzaba una voz en defensa de la globalización. ¿Paradójico? Sólo a primera vista, sobre todo si se toma en cuenta que Estados Unidos representa el paradigma del orden liberal occidental, mientras que China sigue gobernada por un partido comunista que ahora mismo celebra, con pompa y boato, el aniversario ducentésimo del nacimiento de Carlos Marx. Pero si se pasa de la teoría a la práctica, la perspectiva cambia. China es en la actualidad la segunda potencia económica mundial y lo es, en gran medida, por el impulso que supuso la globalización para su exitosa estrategia de desarrollo. Un modelo basado no sólo en la mano de obra abundante y barata, sino en el arribo de inversiones internacionales y en la orientación hacia el exterior de la producción. Pero China no se conforma con ser la, fábrica del mundo. Hoy en día, es el principal socio comercial de más de un centenar de países y su interdependencia es mayor que en cualquier otra etapa de su historia milenaria.