Civallero, Edgardo

Eslabón 4: Bibliotecas del pasado, problemas del presente

La historia del libro se inicia con la aparición de los más tempranos registros escritos conocidos: las tablillas de arcilla producidas a partir del 3200 a.C. en la antigua Mesopotamia, el territorio encerrado entre los ríos Tigris y Éufrates, en el Cercano Oriente. Consideramos que esos registros son libros porque se ajustan a la definición que de ellos propusiera el cubano Jorge Aguayo: cualquier porción de pensamiento humano, por pequeña que sea, plasmada sobre un soporte material, descifrable por otra persona, quién, a través de su uso, puede recuperar y adquirir el conocimiento codificado. Los arqueólogos han hallado cientos de tablillas cubiertas de signos cuneiformes, los libros mesopotámicos, acumuladas en espacios a los que, de forma genérica, se ha venido llamando, bibliotecas, siendo las de las ciudades,estado de Nippur, Ebla y Nínive las más célebres. Sin embargo, cuando se habla de tales almacenes de documentos en el contexto de la antigua Mesopotamia conviene distinguir entre, bibliotecas, y, archivos: en las primeras, minoritarias, se guardaban algunos textos literarios y religiosos y unos pocos manuales, mientras que en los últimos se ordenaba el grueso de la producción mesopotámica escrita: documentos legales, mercantiles y comerciales.