Belloso Martin, Nuria

La formación del abogado del siglo XXI: Algunas reflexiones sobre el conflicto de intereses

Quienes cursan los estudios de Derecho, como egresados pueden acceder a concursos públicos u otras salidas profesionales. Una de Las puertas que se abren para los licenciados, ahora, graduados, es el ejercicio profesional de la abogacía. El abogado, como también un juez, un notario o un registrador, u otro empleado publico, tendrán que ser especialmente cuidadosos con el ejercicio de su función. Una mala formación, una ética endeble, les hará estar expuestos a un mayor riesgo de dejarse llevar por propuestas rayanas en la ilegalidad, o bien en actuaciones resultado de corruptelas. Son muchos los licenciados en Derecho que ingresarán en la carrera política. Proposiciones tentadoras, conflicto de intereses, tráfico de influencias y otras muchas más posibilidades se abren ante quienes tienen ante si un futuro prometedor. Todo ello pone de relieve la especial responsabilidad que los profesores de materias tales como la Filosofa del Derecho tenemos ante nosotros, en orden a ayudar a nuestros alumnos a que distingan lo legal de lo ilegal, que ya no es poco, siempre en un contexto de justicia. Si bien los abogados son considerados como uno de los principales profesionales del mundo jurídico, lo cierto es que, tradicionalmente, desde la Filosofía del Derecho no se les ha prestado mucha atención. El iusfilósofo suele estar mds preocupado por la figura del legislador, del soberano, y en todo caso, y en los últimos tiempos, del juez. En este breve estudio pretendemos destacar la relevancia que una buena formaci6n jurídica, y también deontológica, tiene para el ejercicio profesional del abogado. Y ello porque su trabajo debe ser el de un profesional comprometido con la defensa de los justos derechos e intereses de las personas.