Rosario Castellanos: las palabras y las danzas de México en Israel. Episodios de diplomacia cultural mexicana

El once de febrero de 1971 el presidente Luis Echeverría Álvarez nombra a Rosario Castellanos Figueroa embajadora extraordinaria y plenipotenciaria de México ante el gobierno de Israel. De este modo la poeta se une al conjunto de destacados escritores mexicanos que tuvieron una meritoria trayectoria como agentes diplomáticos: Alfonso Reyes, José Gorostiza, Jaime Torres Bodet, Octavio Paz, Carlos Fuentes, por mencionar algunos. En opinión de sus contemporáneos, Rosario Castellanos fue una excelente embajadora porque sabía trasmitir todo el espíritu y el alma de su pueblo. Rara vez le faltaba oportunidad; muestra de ello es la columna, Amalia Hernández: México en Israel, que publica el treinta y uno de agosto de 1973 en Excélsior, una crónica de las presentaciones del Ballet Folklórico de México en Israel. En el texto comenta y desvanece las dudas de la comitiva oficial sobre el éxito e impacto del espectáculo al comunicar a sus lectores mexicanos que el auditorio, comenzó a aplaudir sólo al ver ese derroche de color y luz que inunda la escena desde el primer momento y que siguió todo el desarrollo del programa con una atención ávida, con un ojo de conocedor y de experto y con un ánimo entregado al entusiasmo.