¡Liberen el software! Exclusividad, restricción y apertura
Una práctica común de las sociedades de cualquier lugar o época ha sido prohibir ciertas actividades o palabras fuera de los tiempos y lugares sagrados con el fin de evitar su profanación, es decir, su trivialización y con ésta la pérdida de su carácter sagrado … El ambiente religioso no es el único donde sucede este fenómeno: las profesiones académicas en general son prolíficas en prácticas, ideas, datos y conocimientos considerados exclusivos, lo que otorga a los institutos un halo de poder, pues son depositarios de los mismos y los reservan sólo para quienes ingresan a sus filas. Lo anterior trajo como consecuencia la existencia de individuos o grupos que buscaron la obtención de ese conocimiento afuera de los templos, las hermandades o las instituciones. Lo mismo ocurre, aunque sin tanto misticismo, con la fabricación y distribución de lo que conocemos como software, cuyo resultado final está a disposición de quienes lo adquieren, pero cuya elaboración, modificación y distribución no siempre es bien vista por los depositarios de los secretos creativos.