Turati, Marcela

Cadáveres en pos de identidad

Hace dos años cuarenta y nueve años centroamericanos viajaban a Estados Unidos cuando fueron interceptados por Los Zetas. Sus torsos, sin cabezas ni extremidades, fueron a dar a la fosa común en Nuevo León. Desde entonces muchas familias hondureñas han transitado de la incertidumbre a la angustia y a la indignación. Primero, al no tener noticias de sus seres queridos; luego al sospechar que estaban muertos, y finalmente al recibir la confirmación, tras el cotejo del ADN, de que sus hijos, hermanos o esposos eran esos cuerpos mutilados. Y luego, la espera para recibir sus restos para, ahora sí, enterrarlos con nombre y apellido. Hasta ahora, sólo diez han sido identificados.