Didriksson, Axel
Tragedia y desencanto
Un incipiente desencanto invade a quienes vieron en el retorno del PRI una garantía de experiencia y certidumbre para afrontar el desastre del panismo, los dislates de Vicente Fox y la incapacidad de Felipe Calderón en su pretensión de imponer un esquema de, violencia controlada, y realizar reformas que impactaran el desarrollo del país… Para los más pobres y la clase media no hay desencanto porque la tragedia lleva rato y no ven ninguna salida en lo que se propone y alardea desde el gobierno. En cambio, el desencanto de los integrantes de la burguesía se deriva de que no perciben la recuperación de lo invertido durante la campaña presidencial, miles de millones de pesos, ante un engallado y pedante secretario de Hacienda que se ufana de los beneficios invisibles de la reforma hacendaria y trata de ocultar el nivel de recesión que se vive este año y se refleja en el desempleo, la tasa más alta de los países denominados emergentes, y en los bajos niveles de ingreso y de las ventas, como consecuencia de la inflación y la subida de los impuestos. Por el contrario, ahora se reclama al gobierno tener mayor coherencia para afrontar esta realidad, como se lo han echado en cara directivos de empresas, del Banco de México, exfuncionarios, periodistas especializados y hasta el INEGI. Tampoco es nada promisorio para los ricos lo que se destila con las reformas energética, de telecomunicaciones, de seguridad o de educación.