Pantoja, Sara
Mancera, reprobado
El pasado diecisiete de enero Miguel Ángel Mancera utilizó un helicóptero de la Secretaria de Seguridad Publica, matricula XCG DF, para llegar puntual no a un compromiso oficial sino a un acto social: el cumpleaños ochenta y dos del arzobispo ortodoxo Antonio Chedraoui, en Huixquilucan. El gobernante capitalino fue uno de los tres mil invitados a la magna fiesta que todos los años concentra a los hombres del poder económico, político y financiero del país… Las fotografías del descenso de Mancera de la aeronave circularon profusamente en los diarios y en las revistas, del corazón… Aunque ya desde que despachaba en el bunker de la Procuraduría General de Justicia del DF había mostrado su gusto por hacerse notar, era común verlo llegar a las reuniones de gabinete en su motocicleta, una Harley Davidson, con pantalón de mezclilla, botas, chamarra de cuero y lentes oscuros, Mancera ha sobreexplotado su imagen ya como jefe de Gobierno: lo mismo juega beisbol con Andrés Manuel López Obrador que futbol con los reporteros de la fuente, o bien hace yoga o anda en bicicleta.