Carballo, Mardonio

Los ruiseñores están de luto

Hace diez años llegué a vivir a la colonia Roma de la Ciudad de México. Ahí conocí las calles de Las batallas en el desierto. Sus neverías, sus cafés. A muchos Carlos, a muchas Marianas. También a algún Jim. En sus librerías de viejo conseguí un ejemplar de la novela de José Emilio. En sus calles terminé su lectura... muchos años después… En 2007 conocí a Juan Gelman. Ambos estábamos invitados al Festival Internacional de Poesía en Voz Alta en la Casa del Lago Juan José Arreola. Sobre el escenario nos encontrábamos Enriqueta Lunez, poeta tzotzil de Chiapas y yo, haciendo prueba de sonido para la presentación que Enriqueta tendría esa noche junto a Gelman. Él había llegado a hacer lo propio. Generoso, subió al escenario y nos invitó a decir a cada uno un poema. No había nadie. Sólo los árboles y nosotros.