Ackerman, John M.,

Imperativos de una reforma electoral

Quien no invierte diez millones de pesos en una campaña no gana, el que no compra votos el día de la elección no gana, el que no reparte despensas y otras cosas, tampoco. Son las palabras de Zac Mukuy Vargas Ramírez, secretaria de Asuntos juveniles del Partido de la Revolución Democrática, expresadas a la periodista Claudia Herrera, de La jornada. La dirigente partidista resume con toda claridad la naturaleza corrupta de nuestro sistema político. En la, democracia, mercantilizada que vivimos, la posibilidad de dirigir a la nación no es un asunto abierto a ciudadanos bien intencionados, con liderazgo social o con propuestas creativas, sino un negocio reservado para políticos experimentados en la recaudación de fondos de procedencia desconocida, la compra de lealtades y la manipulación mediática… La situación que resume Vargas Ramírez es la triste realidad de todos los partidos políticos actuales. No gana quien juega respetando las reglas; lo hace quien patea con más fuerza el tablero. Mentiría el dirigente partidista o funcionario electoral que afirme lo contrario.