Este ensayo aborda la problemática de las políticas de la experiencia desde dos ópticas: primero, desde la necesidad, si se quiere epistemológica, de construir categorías adecuadas que nos permitan individualizar su positividad (para lo cual se discute con la fenomenología); y, segundo, desde su acontecer histórico, fáctico, en los actos conmemorativos y en los artefactos que para su uso han inventado las políticas estatales de la memoria. En breve, se trata de reflexionar sobre el potencial político y epistemológico de lo narrativo, según lo ha pensado Walter Benjamin el siglo pasado, para describir políticas de la exclusión. El ensayo analiza particularmente el Monumento al Voortrekker de Sudáfrica, junto con sus políticas de la autoctonía. Finalmente, se insiste sobre la idea de que memoria, experiencia, trauma y otras nociones conforman una constelación tensional.