Huchim, Eduardo R.
La "manzana envenenada"
Una de las consecuencias del fin de la larga etapa de partido hegemónico ha sido el crecimiento del poder de los gobernadores, antes sujetos a la voluntad presidencial y hoy libres de ésta, opacos y renuentes a rendir cuentas. También han reforzado su control sobre los otros poderes estatales, el Legislativo y el judicial, de tal suerte que jueces y diputados locales son, como dijo en los sesenta el legislador yucateco Petronilo Tzab Cupul, representantes del señor gobernador, dispuestos a atender acríticamente la línea procedente del Ejecutivo local… Llamados virreyes en los tiempos del predominio del PRI, al darse la alternancia presidencial, los gobernadores se convirtieron en verdaderos señores feudales que hoy también influyen en decisiones del ámbito nacional, particularmente en el Congreso de la Unión. Ahí, los legisladores, sobre todo los diputados, suelen actuar conforme a los intereses no de sus representados ni de sus entidades, sino de los ejecutivos estatales. La mejor prueba de esta realidad es la actual negociación del Presupuesto de Egresos 2010, en la cual la diputación priista, mayoritaria en San Lázaro, trata de obtener ventajas para los gobernadores del mismo origen partidista.