Mendiburu, Diego
Pedalear hasta prender el foco a los políticos
Hay de maneras a maneras de protestar. Marchar sobre Reforma, encadenarse afuera de Los Pinos o hacer huelgas de hambre, son unas. A veces funcionan, a veces no… pero se están inventando otras, a las nueve de la mañana del doce de noviembre unos cuantos locos comenzaron a pedalear una bicicleta fija en la base del Ángel de la Independencia. La rueda trasera hacia girar un pequeño dinamo que dotaba de energía a un foco de sesenta watts colocado en la cabeza de un maniquí vestido de traje sastre que representaba a un diputado. El foco tenía que permanecer prendido veinticuatro horas continuas gracias al pedaleo de quienes quisieran exigir a los legisladores que redujeran el presupuesto para los partidos políticos… Parecía una idea cursi, cándida, fútil. ¿Cuántos desencantados ciudadanos se sumarían a la peculiar protesta? ¿cuántos políticos ladinos, que ni ven ni oyen a la gente, harían caso de esta exigencia y reducirían el presupuesto de los partidos que los llevaron al poder?...