Cruz, Antimio

Angelita Morales, 100 años Lo primero que se olvida es lo que duele

Angelita Morales Torres levanta un vaso a medio llenar con jerez y dice con voz muy clara: Salud y revolución social. Es la señal que su familia espera para empezar a comer; el ritual con que concluye su oración y da paso a los guisados y las tortillas… ¿Cuál es el gusto del ranchero?, le pregunta a su nieto más cercano, pero no espera respuesta y le contesta: Tener un buen caballo, ensillarlo muy temprano y dar vueltas por el llano. Y ¿cuáles el gusto de la ranchera? Estrenar un comal, echar la memela larga y chiflarle al gavilán. Así habla Angelita mientras le sirven un poco de todo: arroz, frijoles, queso, huevo y algo de chile, que es lo que más le gusta… Sonríe, sabe que es el centro de atención cuando la visita emeequis y alegre sigue recitando: Versos traigo hasta en el seno y en el viento los pepeno... Anoche soñé un sueño, que me caía de la risa, soñando que estaba en tus brazos y amanecí enla ceniza ... Esta vida es un camote y el que no la disfrute se pasa de guajolote.