Foncillas, Adrián
Los límites de la disidencia
A la par del pujante desarrollo económico, el gobierno chino ha mostrado relativa tolerancia a las manifestaciones de protesta. Como no ocurría hace apenas un lustro, existen huelgas de trabajadores, periodistas que investigan corruptelas del poder, abogados que invocan los derechos humanos durante un juicio o líderes del Partido Comunista fulminados por la presión popular. Pero la tolerancia oficial tiene límites: no se admite ninguna acción que cuestione al sistema de partido único. El control sobre los disidentes es férreo y la represión brutal: hostigamiento, detenciones arbitrarias, encarcelamientos, torturas físicas y psicológicas...