Ochoa, Raúl

Campeona por vocación

La pasión por el squash la heredó de su padre, Javier Terán, consumado raquetista y seleccionado nacional que conquistó el título nacional así como el campeonato del mundo por equipos en la especialidad de bola dura en 1981, año en que nació Samantha Terán, su única hija… De pequeña, Samantha practicó natación, equitación, atletismo y gimnasia. Por fin, a los catorce años se decidió a tomar la raqueta. Comencé a jugar squash bastante grande para el nivel que he alcanzado. Mis compañeras iniciaron a los tres o a los cuatro años… A partir de entonces supo que el squash formaría parte de su vida hasta convertirse en una obsesión. Su padre, un empresario restaurantero, se convirtió en su mayor aliado y como entrenador le transmitió los secretos de este deporte.