Navarro Rodríguez, Fidela
¿Autorregulada la TV pública?
Poco en realidad. Cada día los ciudadanos se espantan no sólo de lo que pasa en el mundo, en México y sus estados, sino de cómo se informa a través de los medios de comunicación. Con frecuencia se les acusa de presentar contenidos banales, frívolos, de escaso valor o confeccionados bajo estándares de dudosa ética. Cada vez es más evidente el hecho de que la libertad de expresión necesita algún otro tipo de regulación distinto al del mercado y al del Estado o autoridad en turno: una autorregulación que involucre y comprometa a los profesionales y al mismo público, haciendo que se tomen medidas a partir de la reflexión conjunta y de un debate a conciencia. Pero esto ha sido casi imposible de lograr a pesar del transcurso de los años… Según el estudio más reciente y amplio realizado sobre las características y el desempeño de los ocho medios e instituciones de servicio público más importantes, Veintidós, Canal Once, Canal Judicial, Canal del Congreso, TV UNAM, Notimex, IMER, DGTVE, sólo el sesenta y dos por ciento de ellos asegura tener documentos de autorregulación, pero muchos no lo son en realidad o están mal elaborados y enfocados, como se desprendió de su evaluación posterior. Ninguno cuenta, además, con un órgano de autorregulación de nivel institucional, es decir, que abarque todas las áreas y actividades del medio. En el caso particular de las televisoras de servicio público en México, en realidad sólo tres cuentan con documentos y mecanismos de autorregulación: el Canal Once, el Canal Veintidós y el Canal del Congreso.