Martínez, Regina

Tragedia y olvido

Cuando los lugareños tratan de describir la situación actual de sus pueblos, dicen que huele a muerto… EI diecisiete de septiembre el huracán Karl irrumpió en las costas veracruzanas. Miles de personas se negaron a abandonar sus casas, pero los que sí huyeron y ahora están retornando, encuentran sus pueblos devastados o de plano están desaparecidos, sepultados por la furia de los vientos y el agua… Karl derribó árboles, postes y techos. Desbordo ríos, cuyas aguas alcanzaron entre dos y cuatro metros de altura. Inundó casas, destruyó carreteras, puentes, calles y avenidas… A la pobreza y marginación que han vivido los pueblos asentados en esta región, cuya subsistencia se basa en la producción de caña de azúcar, la agricultura y pesca, se suma el sufrimiento, la incertidumbre, el olvido y hasta el desprecio de las autoridades, que tardíamente acudieron a su auxilio… Muchas familias no pudieron huir porque el dieciocho de septiembre el agua de los ríos desbordados empezó a meterse a sus casas de madrugada. Estaban dormidos.