Casillas, Carlos Enrique

Desencuentros de la política exterior mexicana : presidente y senado 2000–2003

Decía Octavio Paz, a propósito de la relación entre México y Estados Unidos, que la geografía nos juntó, pero la historia nos separó y sólo el interés común podría volver a reunirnos. En ese sentido, toda la agenda en la relación de México con los estadounidenses, fue bruscamente trastocada por los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001. En juego de fuerzas entre el Congreso y el Presidente, el debate giró en torno de si México debía o no separarse de su tradicional diplomacia antimilitarista y pacifista. Mientras desde el Gobierno, específicamente desde la cancillería, se opinaba que lo correcto era ponerse del lado de Estados Unidos, para estar protegidos en caso de nuevos ataques, desde el Legislativo se decía que una lección importante de nuestra historia era que, a pesar de compartir frontera de 3 mil kilómetros con la primera potencia del planeta, la neutralidad de México había sido la mejor vacuna contra ataques del exterior. Desde luego, hubo voces que alertaron sobre que el terrorismo no tiene nacionalidad, pero otros sostuvieron que, debido a que sus intenciones son finalmente políticas, lo mejor era seguir con la tradicional postura mexicana.