Carballo, Mardonio

Periodistas en tiempos de crisis

Golpear el viento es perder en vano las fuerzas que nos quedan. El gigante invisible está entretenido, corta, otra vez, una cabeza más. Cortar el agua es dejar que el machete se engañe; el filo no arranca ni un temblor de hidrógeno ni de oxígeno, al ver venir la punta los átomos se abren. El machete rompe su filo al fondo, en una piedra… De pronto no sabemos contra quién es la pelea. Uno tira un golpe, tecla a tecla, apunta con el dedo, lo desliza en una herida que nos sangra y duele, pero nadie grita y nadie dice esta boca es mía. Ni un solo manotazo cae en la mesa. Ni un argumento. Y uno vuelve, tira un puñetazo, un gancho al hígado, pero nadie responde. Silencio. Al fondo de la escena la sociedad va caminando como quien no sabe a dónde. Y el gigante ríe, su mano ostenta un puro que es ala vez garrote y macana y fusil y desprecio y es también, al mismo tiempo, una mujer que cierra una ventana para no mirar.