Jacinto Rodríguez Munguía
Voto en blanco (II)
Creer tiene costos, a veces muy altos. Uno de ellos es el arrepentimiento, aun cuando éste no se haga explícito. Aunque debo confesar que a estas alturas de la vida política de mi país, es buen momento para aceptar públicamente que más de una vez me he arrepentido por quién he votado. Ni modo, uno se equivoca, y mucho… Pero volviendo al tema de la fe, del creer y la política, tema que arrancamos la semana pasada, el asunto no está en quiénes creemos, si no en el nivel con el que llegamos a confiar. Para mí el reto está en evitar que la fe y la creencia nos conduzcan al fanatismo. Y esto se aplica igual para quienes se abrazan a muerte a religiones o líderes políticos. Porque ¿cuál es la diferencia entre un cruzado medieval y los que dicen sí a todo y aplauden decisiones de políticos iluminados sin una mínima distancia crítica? La diferencia, solamente la temporalidad. Los dos son capaces de matar o morir por su fe.