Monterrosa, Fátima
La campaña de Harry
Ha hecho de él una obsesión. Una manía que no se saca de la cabeza. No hay día en que deje de pronunciar su nombre. En que le invente un apodo o le endilgue una descalificación: espantachambas, intolerante, autoritario, López Hablador, mariguano, ratero... Lo ha comparado con Hugo Chávez y Fidel Castro… Sí, no hay día, desde hace tres meses, en que el aspirante del PAN a la Presidencia de la República, Felipe Calderón, se haya quitado de la cabeza a su adversario perredista, Andrés Manuel López Obrador... Cien veces, por lo menos, ha pronunciado su nombre en los ochenta mítines y reuniones privadas que Calderón ha tenido en noventa días.