Los dueños de la opinión
Aunque de manera sutil e imperceptible, nuevos actores se instalaron con fuerza en el escenario electoral de este 2006: no tienen registro, no compiten por ningún cargo, se declaran políticamente asépticos. Siempre hablan de que lo que hacen se reduce a tomar una instantánea de la realidad, que no pronostican, que no se equivocan porque no dicen quién va a ganar… Tienden a minimizar su influencia sobre el voto de los mexicanos, se consideran simples traductores de números, buenos lectores de estadísticas. Su defensa natural ante la polémica que causa su trabajo se reduce a cuatro palabras: Ahí está la metodología… Pero, aunque no lo acepten, su función va más allá de efectos meramente instantáneos. Será la imperfecta e inacabada transición, los reflejos autoritarios, pero lo cierto es que se han convertido en actores políticos con peso específico propio, capaces de cambiar la ruta de las campañas y de la elección… Son los encuestadores.