Cárdenas, Jaime

Cómo atacar la corrupción y no morir en el intento

Hay una clásica fórmula que explica la corrupción señalando que ésta consiste en el monopolio de las decisiones por parte de las autoridades, más la discrecionalidad en la adopción de las mismas, menos rendición de cuentas sobre esas decisiones. Esa fórmula, desde luego, tiene una gran fuerza explicativa y describe bien a la corrupción, sus causas institucionales y hasta las decisiones que habría que tomar para enfrentarla con algún éxito… Según ese esquema, la corrupción se origina porque muchas autoridades tienen atribuciones exclusivas, las ejercen con discrecionalidad, es decir, sin argumentarlas debidamente, sin dialogarlas con la sociedad y, además, una vez que las decisiones son adoptadas, las autoridades no rinden cuentas a la sociedad porque no transparentan los procedimientos y los motivos de sus resoluciones, porque no las someten al escrutinio público y porque no hay mecanismos de fiscalización independientes y sólidos.