Ortiz Lawrenz, Verónica

Desnuda la palabra

Los familiares de Ernestina, forzados por el gobernador de Veracruz, peregrinan su pobreza. Ya no quieren saber de su hermana, de su madre, de la abuela violada. La Villa los engulle para que nada digan, sus lenguas son palabras sin destino. La confabulación de procuradurías, la Comisión Nacional de Derechos Humanos y el mismísimo presidente los vuelve más miserables… En la sinrazón, indiferente al señalamiento público, Felipe Calderón se toma la foto con el, góber precioso. Pobre Felipe, con tantos muertos encima de su pequeña estatura: el ejército expuesto, narcotraficantes, civiles. Su neogobierno se legitima con sangre y cárcel. Dónde quedó el presidente del empleo, de las mujeres, de los niños.