Vega-Gil Rueda, Armando, 1955-
Luz silenciosa
La paz es más fuerte que el amor, le dice Marianne a su amante en esa habitación tan desnuda como su cuerpo vulnerado, con el sudor de ambos entrelazado al manantial de lágrimas de ella. Y es que el amor lástima, hiere sin cuchillos de por medio, sobre todo esta pasión que ha tomado por sorpresa a lo han en el medio del camino de su vida, vida cumplida, abarcada como un todo aun antes de la muerte, porque no debiera haber fracturas ní dobleces en el porvenir, rodeado de hijos que lo respetan y quieren bajo el temor invisible yla tenue inmovilidad de sus rituales, enjabonados con lejía olorosa en un estanque de paraíso recobrado, con una esposa serena como estrella que agoniza en los cielos de una Chihuahua ignota, de belleza inabarcable como la propia mano de Dios.