Maillard, Tatiana
31 minutos… y queremos más
¿Qué temas se pueden abordar en treinta y un minutos? Sobran: se puede hablar de caca y de perritos callejeros. De gente encuerada y de feos cortes de pelo. De niñas que aseguran que sus muñecas les hablan y les cuentan cosas sucias de la vecina, y de malos estudiantes que le gritan al maestro "¡Al diablo con Vietnam! ". En treinta y un minutos se habla de trastornos neurológicos o de la importancia de tener una opinión. De dientes de leche que se caen y de la comida de mamá que sabe a guácala. Treinta y un minutos es tiempo suficiente para que unos remedos de Muppet se burlen indiscriminadamente de los adultos y de niños.