Maillard, Tatiana
La madre de todas las obras
Una visión, que se expande en dos metros y medio de altura por seis metros y medio de largo, se filtra a traves de unos ojos notablemente pequeños. La primera es el cuadro, los segundos pertenecen al artista, de frente a lo que ha resultado de pintar a lo largo de medio año un lienzo que rebasa en dimensiones a cualquier obra que hubiera hecho antes. El silencio de la sala se rompe con el eco de la voz de Daniel Lezama, que rebota en las paredes y se estrella en los oídos: Para mí, este cuadro es un milagro. Un milagro con título: La madre pródiga, Oleo sobre tela que da nombre a toda una exposición, la más ambiciosa que ha tenido este pintor de ojos mínimos y amables, reducidos aún más por la acción de los lentes y su enorme estatura.