Pereyra, Beatriz
Lo dejaron morir
La combinación letal de un severo golpe recibido en la agonía de la pelea y una inoportuna atención médica acabó con la vida del pugilista Daniel Aguillón. Su deceso escarba en ele hoyo de la inmundicia del boxeo poblada de promotores y médicos sin escrúpulos. El negocio por delante, el peleador a la intemperie. Atendido en primera instancia en el vestidor, sin medicamentos, con una ambulancia que no sabe a donde trasladarse, el cuerpo vencido llegó a Xoco casi una hora después de ser noqueado. El hermano de Daniel, cobro quince mil pesos por la pelea de su muerte, resume: el golpe fue un accidente, lo demás negligencia.