Lerman Alperstein, Aída

El proceso de unificación europea

La Europa unida era y es una idea que contiene una gran diversidad de significados: para algunos de los impulsores era la creación de una federación total de los estados independientes de Europa Occidental; para otros, la garantía para el renacer de la antigua grandeza del continente, eclipsada por Estados Unidos y la Unión Soviética, vencedoras de la segunda gran contienda mundial. Los partidos socialistas, liberales y demócrata-cristianos, bregaron por la unidad europea porque la idea no era monopolio de alguna escuela del pensamiento ni de partido alguno, si bien surgieron divergencias respecto al método para lograr la integración. Los partidos comunistas fueron en principio (con los años la posición de algunos de ellos cambió) los más firmes opositores a la unión europea porque, según su interpretación, la integración implicaba peligro para los trabajadores, decadencia para las industrias nacionales y el inevitable crecimiento del capitalismo monopolista internacional y el imperialismo americano, junto al surgimiento de una Alemania agresiva y armada. Otros de los más firmes opositores a la unidad europea, hasta la actualidad, lo constituyen los sectores ultranacionalistas. El proceso de unificación europea estuvo marcado por tres diferentes concepciones respecto al tipo de colaboración que debía darse entre los estados: federalista, funcionalista y confederacionista.