Sánchez Cordero, Olga,

Que se oiga fuerte

Que se oiga fuerte y que se escuche lejos… Hace apenas cincuenta años que las mujeres de este país cobramos plena existencia ciudadana, al conquistar una de las más grandes e importantes prerrogativas: el derecho al voto... Hace cincuenta años, las mujeres de este país logramos, las casadas a la edad de dieciocho años y las solteras a los veintiún años, la posibilidad de pertenecer políticamente a la Nación. Con ello, las mujeres pasamos a formar parte no sólo del padrón electoral que define a quienes, potencialmente, tienen la oportunidad en cada proceso de elegir a los candidatos a puestos de elección popular; sino de ese sector que desde los griegos era muy reducido, exclusivo, cerrado, inaccesible: el terreno de la democracia... Hace cincuenta años, ser ciudadana en México no representaba en términos cotidianos un beneficio cabal; pero las mujeres que fueron asumiendo esa condición de ciudadanas le fueron demostrando a la historia que algún día, quizá este día, la conquista de la ciudadanía para las mujeres se iba a convertir en tema de primer orden.