La escultura como objeto independiente de la arquitectura, apareció en Guadalajara hace poco más o menos doscientos cincuenta años, aunque ya desde el siglo XVI haya habido construcciones independientes de las edificaciones arquitectónicas asociadas a funciones tales como fuentes, en una ciudad donde entonces el agua y el lujo eran escasos.En la confluencia entre urbanismo y artes plásticas, la autora, recorre la historia de la escultura pública en Guadalajara y resalta en ella la obra y el ejemplo de Mathias Gooeritz.