Ana María Rivadeo

Derechos humanos

Los derechos humanos. Qué difícil hacer palabra de este tema en América Latina. Cómo enhebrar en él todos los dolores, los pañuelos blancos de las Madres, ahora que es de nuevo mayo, sus viejos zapatos de niñas devastadas en busca de los cuerpos. Todos los pozos, los pedazos, la densidad pastosa de la muerte como razón de Estado. La cerrada red de impunidades con que el terror declara su omnipresencia inacabable. Cómo nombrar el horror sin trivializarlo por amontonamiento. Cómo hablar del terror sin aterrorizarnos. Cómo escapar del moralismo abstracto, o de la demonización del asesino, que lo coloca fuera del alcance del derecho, en la región del exceso, lo monstruoso, la patología, lo transhumano. O del escepticismo en que decantan ambos como correlato irremediable; resbaladilla del olvido, naufragio de la complicidad, certeza siniestra de las repeticiones implacables.