Segovia, Rafael
¡Uf!
Rodeado por los suyos, mariscales, generales, ministros, etcétera, a Napoleón se le ocurrió preguntar qué se diría de él cuando muriera. Como era de esperarse, el coro de los elogios se disparó: el mejor general del mundo, el creador del Código Civil, el vencedor de Austerlitz. En resumen, lo que era de esperarse. Lo que no se esperaba fue su reacción: cuando yo muera, dirán ¡uf! Y tenía razón, Europa estaba harta de él, de su autoridad, de sus guerras, de su empeño en no equivocarse nunca... Se murió, se dijo ¡uf!, y quedó su leyenda hasta nuestros días, aunque atenuada.