La semana pasada, el ámbito cultural del país se tensó a su máxima expresión cuando se enfrentaron dos maneras de ver y de hacer la cultura: por un lado, los defensores del consenso y el debate razonado con miras a crear una real política cultural del Estado; por el otro, los promotores de una iniciativa que dejaba en desventaja a instituciones históricas, como el INAH y el INBA. Al final, la maniobra política de, legislar al vapor, la llamada Ley Bermúdez fue derrotada.