Lewis, Norman

El chamán de Chichicastenango

Los chamanes debían ser contactados de un modo un tanto taimado por vía de un indio del equipo del Mayan Inn, el único hotel del pueblo. Le explicamos lo que se pedía y acordamos una espera de longitud dudosa. Los misteriosos depositarios de la cultura ancestral, plenos de poder, eran en extremo pobres y estaban obligados a vivir de levantar cosechas en minúsculos y remotos claros en las montañas. De ahí regresaban con ceremonia -lanzando cohetes para anunciar su inminente llegada- después de ausencias de por lo regular una semana. El mediador del hotel prometió conseguir los servicios de un chamán considerado como una reencarnación del dios Zoltáca, el guardián maya de la muerte, "el más pobre", nos aseguró con cierto orgullo, "y el más prestigiado de todos".