Gómez Robledo, Antonio
La Constitución y el Derecho Internacional
No es mi propósito, empero, solamente el de recrearme y haceros recrearos en una visión inerte del pasado, o dicho en otras palabras, el de limitarme a rendir un homenaje perfunctorio a la sabiduría de los constituyentes de 57, tan patente en este punto como en muchos otros. Si honramos aquella Constitución es porque de algún modo la consideramos, aún hoy, como un organismo vivo, quiero decir dotado de una vida que no se agota en la vigencia o validez jurídica actual de sus textos (única vida jurídica que suelen tener en cuenta los abogados), sino que, más allá de este aspecto episódico y secundario, hace sentir su condición de tal, de vida auténtica y profunda, en la inspiración que de aquel monumento recibimos los mexicanos de hoy para nuestros problemas más actuales.