El artista hace menos insoportable la ceguera colectiva. Pablo Auladell, historietista e ilustrador
Summary: Alguna vez fue católico, pero dejó de creer. También estudió filología, compuso canciones, intentó armar una carrera musical y fracasó. En cambio, como historietista e ilustrador Pablo Auladell, Alicante, 1972, la ha hecho en grande: premios, conferencias, exposiciones y al menos una treintena de libros. De Dios y el Diablo no volvió a saber, hasta que recibió el encargo de ilustrar El paraíso perdido de John Milton. Fueron cinco años de pasar el lápiz sobre el papel para dar forma a Dios, megalómano, y a una pareja humana por demás simple. El mal se cuece aparte. Complejo en sus pasiones, el dibujante encontró en Satán a un personaje humanizado. El diablo de Milton conmueve a Auladell tanto como la música o su peculiar creencia de que, para salvarnos del ridículo, se requiere cierta dosis de sufrimiento y entrega. Suena a precepto católico, pero lo ha dicho Auladell, quien hace tiempo dejó de creer.Item type | Current library | Collection | Call number | Materials specified | Status | Date due | Barcode |
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Analítica | Biblioteca Legislativa | Hemeroteca | Available | 468819 |
Alguna vez fue católico, pero dejó de creer. También estudió filología, compuso canciones, intentó armar una carrera musical y fracasó. En cambio, como historietista e ilustrador Pablo Auladell, Alicante, 1972, la ha hecho en grande: premios, conferencias, exposiciones y al menos una treintena de libros. De Dios y el Diablo no volvió a saber, hasta que recibió el encargo de ilustrar El paraíso perdido de John Milton. Fueron cinco años de pasar el lápiz sobre el papel para dar forma a Dios, megalómano, y a una pareja humana por demás simple. El mal se cuece aparte. Complejo en sus pasiones, el dibujante encontró en Satán a un personaje humanizado. El diablo de Milton conmueve a Auladell tanto como la música o su peculiar creencia de que, para salvarnos del ridículo, se requiere cierta dosis de sufrimiento y entrega. Suena a precepto católico, pero lo ha dicho Auladell, quien hace tiempo dejó de creer.
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